Nelson Reyes, poeta de larga y tortuosa trayectoria, ha publicado por fin su primer libro. Pero a diferencia de muchos, no es un libro iniciático; recopila lo mejor de su trabajo, de casi dos décadas, y es por tanto un libro maduro, decantado, con esa aparente simpleza que sólo se logra con lecturas, relectura, oficio y corrección. Los textos de Reyes son secos, directos, lúcidos, portadores de una particular ironía y desprovistos de mucha metáfora; la imagen poética está lograda por lo que narran, sí, sus poemas parecen contar historias, pero son poemas no cabe duda y dejan el gustillo contundente, medio dulzón, medio triste, de la verdadera poesía. Desde la solapa del libro, nos damos cuenta que estamos ante algo particular: a manera de presentación Nelson Reyes nos enumera una larga serie de males que lo han perseguido desde niño, enfermedades, torceduras, dislocaciones, operaciones, alergias, asma, úlcera, adivinamos un ser tempranamente atormentado pero «Este optimista escritor está muy agradecido de la vida y es un excelente amante… de las música y los libros, reconoce no haber conocido a la Mistral, Neruda, Huidobro, de Rokha, Lihn, pero si es amigo del Erico, la Maícha, Christian, Michel, Fabián, el negro Aníbal y muchas otras personas que viven con más poesía de la que se puede antalogar en toda la historia de la literatura chilena».
Reyes ordena su libro cronológicamente, unos pocos poemas cada dos o tres años, como señalándonos que ese es el ritmo adecuado, el ritmo en que la poesía nos visita, la impenitente y lenta cadencia en que, de tanto texto escrito, sólo algunos se van convirtiendo en poemas; publicar menos y mejor sería la moraleja.
Nelson Reyes ha sido testigo ocular preferencial de los sucesos de estos años, ha sobrevivido como el mismo dice a la dictadura y cuatro gobiernos de la concertación, plasma en sus textos las incongruencias de nuestro tiempo, nos enrostra lo que fuimos extraviando, la inconsecuencia, los amores perdidos y los que no fueron, la inconfundible «esperanza» de los derrotados, es la vida que fluye sin tregua mientras miramos atónitos y decimos «Mira mamá en la tele los finales son felices».
Este libro sitúa a Nelson Reyes con pie firme en el escenario poético Nacional, para muestra uno sólo de sus muchos textos citables.
DE LOS HECHOS QUE ACAECIERON
CUANDO NUESTRO HÉROE NACIONAL
NO TUVO DINERO PARA JUBILAR,
O PEQUEÑO HOMENAJE A MARTÍN VARGAS
Paga Martín paga,
paga la luz Martín,
el agua, el teléfono.
Paga Martín paga,
paga los estudios de tus hijos
paga tus dividendos Martín.
Paga Martín paga,
consigúete el "money" Martín
mira que aquí no te dimos
una jubilación vitalicia,
mira que aquí no se aceptan
héroes beneméritos (a veces).
Paga Martín paga,
esquiva el cros de tus acreedores,
dales con tus puños
de retador al Titulo Mundial.
Paga Martín paga,
movilízate en el ring
en este indigente último round
donde todos fuimos emperadores romanos
soltándote a los leones.
Reyes ordena su libro cronológicamente, unos pocos poemas cada dos o tres años, como señalándonos que ese es el ritmo adecuado, el ritmo en que la poesía nos visita, la impenitente y lenta cadencia en que, de tanto texto escrito, sólo algunos se van convirtiendo en poemas; publicar menos y mejor sería la moraleja.
Nelson Reyes ha sido testigo ocular preferencial de los sucesos de estos años, ha sobrevivido como el mismo dice a la dictadura y cuatro gobiernos de la concertación, plasma en sus textos las incongruencias de nuestro tiempo, nos enrostra lo que fuimos extraviando, la inconsecuencia, los amores perdidos y los que no fueron, la inconfundible «esperanza» de los derrotados, es la vida que fluye sin tregua mientras miramos atónitos y decimos «Mira mamá en la tele los finales son felices».
Este libro sitúa a Nelson Reyes con pie firme en el escenario poético Nacional, para muestra uno sólo de sus muchos textos citables.
DE LOS HECHOS QUE ACAECIERON
CUANDO NUESTRO HÉROE NACIONAL
NO TUVO DINERO PARA JUBILAR,
O PEQUEÑO HOMENAJE A MARTÍN VARGAS
Paga Martín paga,
paga la luz Martín,
el agua, el teléfono.
Paga Martín paga,
paga los estudios de tus hijos
paga tus dividendos Martín.
Paga Martín paga,
consigúete el "money" Martín
mira que aquí no te dimos
una jubilación vitalicia,
mira que aquí no se aceptan
héroes beneméritos (a veces).
Paga Martín paga,
esquiva el cros de tus acreedores,
dales con tus puños
de retador al Titulo Mundial.
Paga Martín paga,
movilízate en el ring
en este indigente último round
donde todos fuimos emperadores romanos
soltándote a los leones.