Adrenalina
Esto no lo dejaría por nada del mundo, piensa, mientras el carro aúlla y va abriéndose paso entre el tráfico. El “Poroto” Rodríguez cuelga precariamente junto a dos compañeros en la parte trasera del vehículo, al lado de los rollos con mangueras. Los otros bomberos viajan en la cabina. Todos están eufóricos y tensos, como presos que observan la fuga de un compañero; las manos sudorosas y la vista extraviada, marítima. El olor a humo indica la cercanía del siniestro. Es una casa verde la que se quema. Él ya lo sabe pues es la tercera a la que prende fuego este mes.
Visión
Duerme acunado por la fogata. Sueña que este fértil valle se ha cubierto de piedra. Multitudes caminan apresuradamente sin mirar a sus hermanos, respirando un aire enrarecido y venenoso, como cuando despierta el Pillán en los volcanes. Viajan por túneles bajo la tierra, recorriendo el paisaje a velocidades vertiginosas.
Mañana despertará extenuado por la pesadilla y arreará el rebaño de guanacos, como sus ancestros lo han hecho por siglos cada verano. Verá por primera vez a los conquistadores, y este mal sueño será el presagio de una pesadilla que recién comienza.
Fantasmas
Era un sueño fastidioso que duró por meses. Avanzaba precariamente, sobre unos rieles, amenazado por vidrios rotos en el suelo. Ya estaba aclimatado a esa pesadilla, pero hace unas dos semanas desperté sintiendo agudas punzadas como si tuviera los pies heridos. Al revisarme constaté que no había nada, aunque el dolor persiste hasta hoy. El sueño no ha regresado. Ese sueño. Porque ahora tengo otro que se parece más a lo que pasó. Camino aturdido por el vino y escucho el silbido de la locomotora y en el último momento veo la luz encima mío. Sólo espero un día amanecer sin dolor en los pies. Porqué algo que no está ahí, no puede doler hermano, no puede.
Salto al vacío
Sabe que mañana estará en los titulares por saltar desde el veinteavo piso, pero ha estado toda la semana esperando este momento y parado en el techo, siente sus manos sudorosas, el pecho ardiendo, el estomago pesado. Las luces titilantes, cual público indolente, parecen llamarlo, y él, añora saltar y ya no ser más un hombre solitario y anónimo. De pronto, respira hondo y se lanza silencioso, algunas palomas vuelan y el malestar desaparece.
Como lo había supuesto uno de los diarios titula: Hombre aterrizó en parapente en pleno patio de La Moneda y fue detenido.
El violinista
Cada día me cuesta más actuar, no me malinterpreten; la música es mi vida. Lo que pasa es que antes tocaba relajado, disfrutaba —el mejor violinista que ha pasado por la facultad—, decían los profesores. Ahora tengo más oficio y madurez, pero creo que los años me robaron algo: la espontaneidad, la pasión, quien sabe. No sé hasta cuando seguiré en esto, por lo pronto interpreto a Johannes Brahms y la gente aplaude. Me bajo, cuento las monedas y a esperar la siguiente micro.
Shift F9
Es un resabio de cuando los software eran poco amigables doctor, dijo el pobre diablo, había sido programador, leí en su ficha, y en alguna parte del camino se chaló, lo usual. Antes, un procesador de texto como el Wordstar 3.11 o el Wordperfect 5.1, requería memorizar una combinación de teclas para la mayoría de las funciones básicas, agregó el paciente con signos evidentes de delirio. Cálmese, acoté yo, mientras escribía la receta y trataba de no perderlo de vista en caso de que fuera necesario pedir ayuda. Doctor usted no me cree, shift F3, por ejemplo transforma minúsculas en mayúsculas, control c, cierra la mayoría de los programas, lo que le digo yo es lo mismo, es como cuando llegas al final del Windows y aparece la cara de Bill Gates, pero al revés. Deje mostrarle doctor ¿que pierde usted? sáqueme por último una sola mano y acérqueme el teclado. Dudé por un momento, pero los enfermeros estaban apenas detrás de la puerta y el individuo me pareció inofensivo, mínimo, sopesé por un instante más lo que podría afectar a su patología. Le solté una mano del chaleco de fuerza y le espeté: ya hombre muéstrame, se feliz por un rato. Dificultosamente apretó shift con un dedo y con el otro F9 y el desgraciado desapareció para siempre, llevándose de paso lo poco de cordura que los siquiatras tenemos.
La píldora del día después
—Jefe: llamó de nuevo don Matías, estaba muy molesto, preguntó que cuando le iban a pagar la factura.
—Dile que el cheque está listo y sólo falta la firma.
—Ya le dijimos eso ayer.
—Dale otra aspirina a ver si lo aguantamos hasta mañana.
Destape
Rigoberto Martel, militante converso a la Concertación, tiene un puestito en la Contraloría y para el segundo aniversario es el encargado de destapar el curanto. Primero saca las champas, las hojas de pangue, los milcaos, chapaleles, carne ahumada, longanizas, cholgas, almejas, picorocos, piedras calientes, carbón, tierra, papeles, monedas, hojas de libros, huesos humanos, barro, puntas de flecha, dientes de mamut, trilobites.